- Papá ¿puedes detenerte aunque sea un segundo y escucharme sólo por esta vez? – Me fulminó con la mirada, para luego volver la vista al frente.
Ya nos encontrábamos en el auto, y él nos conducía hacia un hotel lejos de la casa Jonas. Me había obligado a irme con él, sin siquiera dejarme volver a buscar mis cosas.
- Allyson, termina con todo esto o te juro que nos iremos mañana. – Rodeé los ojos.
Sus amenazas me tenían harta.
- Tú déjalo. Por favor, escúchame. Yo… - Mi estómago se revolvió por lo que estaba a punto de decir.
¿Estaba segura? No. Pero mi corazón me urgía para que lo diga, tal vez esto me salvaría. Tal vez admitir ese sentimiento me permitiría seguir viendo a Joseph; algo que quería con todas mis fuerzas.
– Estoy enamorada. – La cara de Joe se me vino a la mente.
Su cabello, sus ojos color almendra, sus labios, que durante el contacto de ese mismo día, se habían curvado en una sonrisa acogedora.
- Nena, tienes diecisiete años, no sabes lo que es estar enamorada. – Sentí una puntada en el corazón, como si me estuvieran apuñalando.
En verdad, lo que se había destruído, era la idea de volver a estar con él.
- ¿Por qué no? ¿Eh? – Grité, aunque lo único que quería hacer era llorar.
- Esta conversación ha terminado. – Esas fueron sus últimas palabras, y cuando intenté seguir discutiendo con él, encendió la radio para no escucharme.
Y así fue el trayecto hasta el hotel. Ninguno de los dos pronunció una sola palabra, ni nos miramos en todo el camino.
Al llegar, me bajé de mala gana, y con esa misma actitud entré a nuestra habitación, me duché y me acosté.
No pude pegar un ojo en toda la noche, imágenes de lo que había vivido ese día con Joe no dejaban de invadir mi mente. La discusión que habíamos tenido el día en que nos conocimos, el encierro en el baño, la situación en su cocina, y la más importa hasta ahora, la del hotel.
Se supone que debería estar pensando en Nicholas, pero ¿a quién quería engañar? Cualquiera que no se había dado cuenta hasta ese momento que sentía cosas por Joseph, era un idiota.
Cuando fui lo suficientemente valiente como para mirar el reloj, me di cuenta de que ya eran las ocho de la mañana. Contemplé con cuidado cada espacio de la habitación en busca del celular de mi papá. Cuando lo encontré, salí de la cama con precaución, lo agarré, y fui de puntitas de pie hasta el baño. Metí la mano en el bolsillo trasero de mis shorts, los mismos que llevaba puesto el día anterior, y saqué de él un pequeño papel arrugado con el número telefónico de la casa de Joe. Mientras no podía dormirme, me acordé que Nick me lo había dado antes de que sucediera toda la escena de la pileta para que pudiera comunicarme con él ya que no tenía mi celular. Disqué el número en el teléfono de mi padre, y me atendió Kevin.
- ¿Kev? Soy Ally, necesito hablar con Joseph, es urgente. – Susurré nerviosa.
Kev no respondió, simplemente se le escuchó llamar a Joe, y luego como unos pasos se aproximaban al teléfono.
- ¿Aly? Mi amor, ¿dónde estás? Encontré a Nick, y cuando llegué, Danielle y Kev me dijeron que habías salido a buscarnos. No tenía como comunicarme contigo, NADA. ¿Te encuentras bien? – Al oír su voz, me tranquilicé un poco, pero debería apurarme, si mi papá despertaba, eso iba a ser lo último que supiera de Joe.
- ¿Joe? Estoy… bien. ¿Estás ocupado? Necesito hablar contigo, y con Nick. Es urgente. – No podía decirle por teléfono que no nos podíamos ver más, que en dos meses estaría fuera de Los Angeles, que me iría al otro lado del país.
- Estoy lejos, pero no te preocupes. Voy a tu casa. Adiós. – Sin esperar una respuesta, colgué.
Borré la llamada reciente, dejé el celular donde lo había encontrado, y una vez que me aseguré de que mi padre seguía durmiendo, me escapé del hotel. A las pocas cuadras, había una agencia de taxis, así que tomé uno, y me dirigí hacia la casa de Joe.
Al llegar, él me estaba esperando en el porche. Mi corazón latió a mil por hora al verlo, y las lágrimas querían salir de mis ojos de una vez por todas. Le pagué rápidamente al taxista, y salí corriendo a sus brazos. Subí las escaleritas y lo abracé con todas mis fuerzas. Al sentir el contacto de nuestros cuerpos unidos una vez más, no pude evitar comenzar a llorar. Inhalé su perfume dulzón, y entre lágrimas, sonreía. Sus brazos me hicieron sentir protegida, y acariciaba mi cabello con ternura.
- Te quiero, te quiero. – Le decía con la voz ahogada, y entrecortada. – Ayúdame, por favor. No me quiero ir. – Me aferraba a su camisa, como si alguien estuviera intentando apartarme de él.
Bueno, en realidad, estaba pasando, pero no físicamente.
Al oír esas palabras, me tomó de los hombros, y me apartó un poco. Noté que su camisa negra estaba húmeda a causa de las lágrimas, él también, y la abrió, para dejar a la vista una musculosa blanca que llevaba debajo. Alcé la vista, y lo miré a los ojos. Se formó un nudo en mi garganta, pero me aguanté las ganas de volver a llorar.
- ¿Qué está sucediendo? – Dijo serio.
- Lo que pasa… es que… yo… - No pude terminar de armar la frase, que mis llantos volvieron ahogar mi voz.
Tomó mi mano, y entramos a la casa. Gracias a Dios, no había nadie en la sala, así que pude pasar por desapercibida, sin que nadie me cuestione. Subimos a su cuarto, y se sentó a mi lado en la cama.
- Al, ¿puedes decirte lo que está pasando? Te juro que no me voy a enojar. – Su voz ahora sonaba un tanto preocupada, y la verdad es que lo único que quería hacer era decírselo, para que me diera alguna solución.
- Es que… yo no hice nada. Es… mi padre. – Solté finalmente.
- ¿Tu… tu padre? ¿Qué pasó? – Me acomodé para mirarlo de frente, y le conté absolutamente todo lo que había sucedido la noche anterior, y esta mañana.
Al terminar, su rostro se tornó pálido y se quedó observándome, sin saber qué decir. Acto siguiente, me tomó entre sus brazos, y me abrazó fuerte por unos minutos. Cerré los ojos, y no hice más que disfrutar del momento. Nunca en los diecisiete años que tenía de vida me había sentido tan bien con un hombre. A pesar de las peleas estúpidas, del odio falso, de las cosas que habían sucedido con Nicholas, él y yo lo sabíamos muy bien; en estos pocos días algo nos había pasado.
- No quiero irme Joe. Quiero quedarme aquí contigo. – Sollocé en sus brazos.
- Lo sé amor. Yo también quiero que te quedes. Escucha, necesito un poco de aire, pensaré en algo. Te lo prometo. – Cerré los ojos, y suspiré, un poco más tranquila.
Me besó en la frente, y se encaminó hacia la puerta, pero no sin antes voltear y fingir una leve sonrisa.
- ¿Aly? – Balbuceó.
Levanté la cabeza sólo para mirarlo.
- Te juro que encontraremos la forma de estar juntos. – Le sonreí, y en ese momento, me sentí segura.
Joseph se retiró, y al cerrar la puerta, me acosté en su cama, la cual estaba impregnada de su olor.
Escuché con atención lo que sucedía en el corredor, y pude distinguir la voz de Joseph y la de Nicholas.
- Ella… se va Nick.
Después de eso, oí como Nicholas le preguntaba todo lo que había sucedido, y como Joe le respondía que entre, que yo le contaría todo. Sabía que Nick iba a entrar, así que me arreglé un poco para no aparentar tan espantosa. Como era de esperarse, entró a la habitación, completamente fuera de sus casillas y sugirió una explicación.
- Lo siento Nick. Perdón por todo. – Le dije acercándome a él.
- Descuida, no estoy enojado contigo. Es más que nada con la situación en sí. Cuéntame. – Tomamos asiento en la alfombra azul del cuarto y comencé a contarle al igual que a Joseph.
Cuando terminé, no sabía que decirme. Me había pasado lo mismo con los dos. Intentó farfullar un par de palabras, pero no podía formular una oración completa. Nos quedamos mirándonos un tiempo, hasta que Joe volvió.
- Después hablamos Al. No sé como reaccionar por ahora. – Fingió una sonrisa, y se retiró, dejándonos a mí y a Joseph completamente solos.
Las que saben que viene después de esto, saben por qué lo corté. jajaja. Quiero que quede PERFECTO lo que sigue. ENJOY! :)
ahh que buen capitulo, no puedo esperar a q hoy subas la segunda parte!
ResponderEliminaray me pase x tu flog, peor no pude comentar.. lei q te descargaste les mis.. q onda? esta bueno? yo tabn me lo quiero descargar, pero ni idea como...