lunes, 6 de diciembre de 2010

Capítulo 3.

Las ganas de andar paseando en busca de un hotel, o un monoambiente para alquilar durante un tiempo, se esfumaron al ver que el cielo estaba encapotado al igual que ayer. Hoy no me llovería encima.
Volví a lo de Irene, y como era de esperarse, comenzó el bombardeo de preguntas.
- ¿Cómo que caíste en brazos de Joe? – Preguntó Ire, cuando terminé de contarle todo lo que había sucedido.
- Me encerró en el baño ¿y tú sigues pensando que tu pequeño ‘Joe’ es genial? – Suspiré, y subí a tomar una ducha.
Seguir discutiendo con ella no valía la pena.

Al salir del baño, me di cuenta de que eran solamente las cuatro y media de la tarde. Genial. ¿Cómo pasaría el resto del día? Me vestí, y decidí ver un poco de televisión. Haciendo zapping, me encontré con la propaganda de la serie Jonas, que decía que comenzaría pronto. Apagué rápidamente la tele, ya que verlo a él… a ellos, era lo último que quería hacer.
Agarré unas revistas que había sobre la mesa, y rodeé los ojos al ver la tapa de la primera, y de la segunda, y de la tercera. Por supuesto. No había una en la que no salieran los ‘Jonas Brothers’. Que horror.
Me di por vencida en intentar buscar algo en esta casa en la que ellos tres no estén involucrados. Hasta ahora, el único que no me caía bien era Joe. Me preguntaba si el otro hermano, Kevin creo que se llamaba, era igual a Nick, o igual a Joe. Nick me había dicho que estaba en las Bahamas con su novia y que regresaría pronto. Quería conocerlo, y el hecho de que tenga novia ya me decía que no era tan idiota como Joseph.
Al ver que no me quedaba otra, decidí tomar las revistas nuevamente. Así pasé casi toda la tarde, leyendo cada una de ellas y fijandome en cada detalle que hablaba sobre ellos. No entendía mucho, pero por lo menos era mejor que andar en busca de un hotel bajo la lluvia.
A la hora de cenar, bajé y me limité a decirles a Irene y a su hermana que había pasado la tarde ‘investigando un poco’. Por primera vez en los dos días que ya llevaba allí, no sonaban sus canciones, ni figuraban sus rostros en la televisión. Pensé que sería un alivio, pero por dentro, quería aprender un poco más sobre ellos… sobre él.

La mañana siguiente desperté al oir la voz de Nicholas. Me había quedado dormida mirando las revistas y se ve que no había puesto la alarma para prepararme e ir al parque.
Me levanté rápidamente, me vestí con un short de jean, una camisita mangas cortas y floreada, un saquito, y unas converse azules. Me dejé el cabello suelto, y bajé.
- ¿Dónde se ha ido? – Pregunté, mirando por todas partes. - ¿Dónde está Nick?
- ¿Por qué Nick debería de estar aquí, Al? – Me sonrojé. – Es sólo su canción. – Claro, ¿por qué Nick estaría allí? Me sentí una estúpida al no darme cuenta de que era sólo música.
Maldición. Si iban a recogerme a lo de Ire porque no me veían en el parque, sería una locura. Así que subí para buscar mi cartera y decidí marcharme.
- ¿A dónde vas? – Preguntó Kathy, dejándome helada en la puerta.
- Iré a hablar con Matt. – Mentí, sabiendo que Irene escuchaba todo desde la cocina. – Y luego me registraré en un hotel, así que volveré hoy por la noche sólo para recoger mis cosas.
- De acuerdo! – Gritó mi amiga. Lo sabía.

Salí al hermoso día que hacía hoy en Los Angeles y caminé lentamente hacia el parque. Al llegar, me fijé la hora. Nueve y media. Raro. Me tomé el atrevimiento de ir hasta su casa, y se veía que el Mercedes Negro de Joe seguía en el estacionamiento. Toqué timbre, y en fracciones de segundos me abrió una mujer muy bonita.
- Tú debes ser Allyson. – Dijo, mostrando una reluciente sonrisa.
- Un gusto. – Estreché su mano. Era algo de familia por lo visto.
- No tengas vergüenza. Soy Denise, la madre de Kevin, Joe, Nick y Frankie. Pasa, quiero hablar contigo. – Dijo amablemente.
Aún avergonzada, pasé, y la seguí hasta la cocina, donde tomamos asiento.
- ¿Otra vez aquí? – Interrumpió Joe, fijando su mirada en mí.
- Ella es la invitada de Nick. Intenta comportarte cariño. – Me fulminó con la mirada, y se fue.
- Lo siento. – Sonrió. – Escucha, sé que Nick te había invitado a grabar, pero no se sentía muy bien.
- ¿Qué le sucede? – Pregunté preocupada.
- Ya sabes. Es su diabetes que a veces causa problemas. Ahora ya está mejor.  
Ahora entendía lo que había leído la noche anterior en las revistas sobre su ‘enfermedad’ y la relación con la canción A Little Bit Longer.
- Él está en su cuarto. Me pidió que si llegabas a venir que te haga pasar. Creo que le gustas. – Se rió, y me uní a ella, sin saber qué decir.
- Mamá, papá está esperándote en el coche para ir a hacer las compras. Dice que te apures. – Volvió a interrumpir Joe.
- De acuerdo. Allyson, sube. Nick está en su cuarto. Joe, dile cual es y sé amable ¿quieres? – Esta mujer no tenía idea de quién era su hijo.
Denise tomó su cartera, se despidió con una sonrisa y salió de la casa en cuestión de segundos. Me paré, a punto de dirigirme al cuarto de Nicholas.
Joe me miró de pies a cabeza, y la sangre se acumuló en mis mejillas. Se acercó a mí, mi corazón latía más rápido que nunca, y comenzó a sacarme el saquito que traía puesto sobre mis hombros. El contacto de sus dedos sobre mis hombros me volvió loca. No quitaba los ojos de su cara, observando tu tremenda perfección. Sus labios eran una tentación enorme. Ya era demasiado tarde para reaccionar. Mi mente y mi cuerpo estában enrroscados y concentrados en él. Me sentó sobre la mesa, y me acarició desde el cuello, hasta los hombros, los brazos y las piernas. El contacto me producía un cosquilleo importante, no sabía qué hacer.
Podía sentir su aliento fresco en mi rostro, y el aroma cautivante que desprendía su cuerpo. Él era irresistible. Acercó su rostro al mío tanto que sus pestañas parecían estar a punto de tocar mi piel. Tomé sus brazos con mis manos, y los acaricié de arriba abajo, sintiendo sus asombrosos músculos. Entreabrí la boca al ver que Joe acercó aún más sus labios a los míos. Estos casi se tocaron, pero él sólo los movía para rozarlos levemente, y tentarme a abrir los míos una y otra vez en busca de un deseado beso. Cada vez que me animaba a buscar sus labios, él los corría; se hacía desear, y en cambio los pasaba por mis mejillas, y en los alrededores de mi boca. Sí, eso era. Se hacía desear, y le gustaba que yo lo desee. Le gustaba tener control sobre mí, pero no iba a darle el gusto. Me había caído la ficha, no iba a dejarme llevar.
Lo agarré de la nuca, y acerqué su rostro a más no poder al mío, nuestras frentes chocaban, nuestros labios se tocaban, produciendo una especie de chispa interior.
- Ya basta. – Le susurré lentamente.
Me alejé de él, bajé de la mesa y tomé el saquito que había quedado en el suelo.
- Yo sé que me quieres. – Dijo con voz seductora.
- TÚ… no sabes nada. – Le guiñé un ojo.
- Ya vas a caer. – Me aseguró.

1 comentario:

  1. *-* quiero mas! enserio amo tu novela
    y volverla a leer pero de otra forma... wow!
    aun que se lo que sigue quiero mas! hahahah
    quizás lo cambiaste no lo se...
    pero amo esto! :)

    -NJMakeMeStrong

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