- Yo… - Dije tomándolo de la barbilla. – No caeré en ninguno de tus juegos Joseph. – Lo miré una última vez a los ojos y me retiré de la cocina.
Subí, y al abrir la primera puerta del extenso corredor, me encontré con Nick.
Su cuarto era pequeño. No había mucho más que una cama de plaza y media, una mesa de noche y una mesa de computadora, donde había pilas y pilas de hojas. El resto del cuarto se centraba en cosas relacionadas con la música: guitarras, un equipo de música, una colección de discos, etc. También había varias cosas sobre lo que parecía ser su deporte favorito: el baseball.
- Al. – Dijo levantándose de la cama, sonriente.
- ¿Estás mejor? – Pregunté, saludándolo con un beso en la mejilla.
- Mucho mejor. Siéntate. – Palpeó el espacio que había a su lado en la cama, y lo ocupé.
- ¿Sábes? – Rompió el silencio momentáneo.
Tomó mi mano, y con la otra acarició mi mejilla. Al sentir sus manos sobre mi piel, sentí una especie de chispa eléctrica recorrer mi cuerpo, y al llegar a mis pómulos, estos se tornaron rojos. No podía estar pasándome lo mismo que con Joe.
- Debe parecerte raro esto, pero la verdad es que me gustas. – Abrí los ojos como platos. – No te asustes. – Sonrió levemente.- Sé que nos conocemos hace unos dos, tres días. – Mordió su labio inferior. – Pero me siento atraído hacia ti.
- Creo… - Aclaré mi garganta, dubitativa. – Creo que a mí también me atraes. – Susurré las últimas palabras. – Eres un lindo chico, y eres divertido. Me caes bien. – Nick se sonrojó, y se limitó a sonreír.
Tomó mi cara con ambas manos y la acercó a la suya. Lo quería, pero lo menos quería hacer era apurar las cosas. Además, debía despejar mi mente. No era justo estar confundida entre Joe y Nick. Sabía que con Joe nunca pasaría nada, me parecía atractivo, pero por dentro lo odiaba. Sin embargo, hasta eso era demasiado como para andar con Nicholas.
Agarré su mano, haciendo que suelte mi rostro. Me miró confundido.
- Aún no. ¿De acuerdo? – Desvié mi mirada, por temor a que se enoje conmigo.
Sin embargo, tomó mi rostro una vez más y me mostró una sonrisa irresistible y provocadora. Se veía tan bonito cuando sonreía. Tenía que hacerlo más seguido. Recorrí la comisura de sus labios con mis dedos.
- Te esperaré el tiempo que sea necesario. – Besó mis dedos, y se levantó, tomando mi mano. - ¿Te quedarás a almorzar?
- Son sólo las once Nick. Deja de pensar en comer. – Reí.
- Lo sé, pero te estoy invitando para cuando sea que vayamos a hacerlo.
- Está bien, me quedaré. – Segundos después, me acordé de Joe, y me arrepentí de haberle dicho que sí.
Cuando Denise nos llamó desde la cocina, bajamos, y nos tomamos de la mano casi por inercia. Sin embargo, al ver a Joe, mi reflejo fue soltar a Nick.
- ¿Por qué sueltas a tu novia Aly? Ya los vi tomados de la mano. – Tierra, trágame. Una vez más, Joseph me hacía quedar como una completa idiota.
- Déjala en paz, Joe. No somos novios. – Replicó Nicholas.
- Lo que tú digas hermano.
El almuerzo transcurrió bastante rápido. Más de lo que yo pensaba. Joe me torturó un par de veces haciéndome preguntas estúpidas, pero ni yo ni Nick lo dejamos salirse con la suya. En una ocasión, hasta Denise le sugirió que terminara de comer así se retiraba a su habitación. Estaba insoportable, pero no parecía importarme tanto.
Luego de levantar la mesa y ayudar a lavar los platos, le pregunté a Nick si conocía algún hotel cerca de allí. Me había dicho que sí, así que fui hasta lo de Irene a buscar mis cosas, mientras él me esperaba en la esquina.
Nos dirigimos a un hotel, Hotel Woodwest, que quedaba a tan sólo media cuadra del parque que separaba la casa de Nick con la de mi mejor amiga. Subimos a lo que sería mi habitación por el próximo tiempo, y al dejar las cosas sobre la cama, me acerqué a la enorme ventana que tenía el cuarto. Desde allí, se veía una enorme piscina.
- ¿Vamos? – Un escalofrío recorrió mi cuerpo al darme cuenta de que Nick estaba atrás mío.
- ¿A dónde? – Alcé una ceja, sin comprender.
- Al agua, tonta. Cámbiate, te espero abajo. – Sin decir más, se fue.
Abrí la valija, y saqué una nueva y hermosa bikini violeta. La parte de abajo era una especie de culotte, y la de arriba dejaba entrever gran parte de mi busto. Me cambié, y bajé hacia la parte trasera del hotel, donde había un gran parque, y junto a este, la piscina.
Me quedé boquiabierta, y por un segundo no pude respirar al ver a Nick recostado sobre una reposera llevando solamente un short de baño. Nicholas parecía una escultura angelical tallada a mano. Cada mínimo detalle era perfecto. Él sabía que terminaríamos allí. Sacudí la cabeza, riendo.
No quise molestarlo, así que dejé mi toalla sobre una de las reposeras, y me acerqué al borde de la piscina. Metí un pie adentro a ver cómo estaba el agua, cuando sentí a alguien detrás de mí. No tuve tiempo de reaccionar, que ya me encontraba adentro del agua. Debía de haberlo sabido. Salí a la superficie para ver a Nick aún parado en el borde, riendose. Me uní a su risa, y él se metió al agua conmigo. Nadamos un rato, jugando a hacer ‘carreras’, hasta que me dolían los costados de respirar de forma tan irregular. Me apoyé sobre el borde de la enorme piscina, apoyé la cabeza contra esta, y cerré los ojos, queriendo relajarme. Un calor invadió mi cuerpo, y comprendí que lo tenía más que cerca. Su cuerpo estaba justo enfrente del mío, y tenía un brazo a cada costado del cemento, aprisionándome.
No hay comentarios:
Publicar un comentario